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sábado, 15 de octubre de 2016

El espectro

Vagando entre las sombras de la noche apareció un ser.  Un espectro insustancial.  Sus ropas eran harapos oscuros.  Su rostro permanecía oculto bajo una negra capucha.  Su cuerpo apenas rozaba el suelo, flotaba sobre él.  Avanzaba sin rumbo aparente, volviendo la cabeza a uno y otro lado, como si escuchara.  Dos gatos, rebuscando en la basura bufaron y corrieron a esconderse al verlo acercarse.  
Continuó su deambular por las desiertas calles del pueblo.  A aquellas horas de la madrugada nadie andaba por ahí.  De todas formas, nadie podría verle, los animales podían sentirle, pero nada más.  Llegó a su destino.  Se detuvo bajo el umbral de una puerta de madera antigua y carcomida.  la vivienda tenía dos ventanas arriba y tras mirarlas, se separó del suelo subiendo hasta una de ellas.  La encontró abierta, aunque no lo necesitaba, en realidad era simplemente por antiguas costumbres que seguía usando las puertas y ventanas, podía atravesar con facilidad los anchos muros de una casa.
Entró en la estancia.  Era una habitación muy simple.  Un armario, una silla con un escritorio, una mesita y una cama en la que yacía un anciano.  Se acercó hasta él.  El viejo hombre tenía los ojos cerrados con fuerza y  le costaba respirar, estaba en el final de su vida.  Abrió los ojos mirando al espectro que se hallaba de pie junto a su cama.  
- ¡Eres tu! - pronunció con una voz ronca.  El ser oscuro dejó caer su capucha mostrando un rostro también viejo y castigado.  Reconoció a su antiguo maestro en las artes oscuras.
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- He venido a cobrar tu deuda. - le contestó.  El hombre de la cama asintió.  Hacía ya muchos años, siendo un joven aprendiz de brujería, decidió alejarse de sus maestros en magia blanca y buscar otra ruta.  Conoció entonces al hombre que tenía ante él, un brujo oscuro que había vendido su alma al demonio y decidió seguir sus pasos.  Fue uno de los brujos más poderosos durante buena parte de su vida, pero sabía que aquello tenía un precio y que algún día sería cobrado.  Su maestro, ya fallecido hacía muchos años, venía ahora a llevárselo consigo.
- Es la hora. - le dijo tendiéndole la mano.  El viejo dudó un segundo antes de aceptarla.  Pero sabía que no podía huir de aquello.  La tomó y al hacerlo, un fuego pareció surgir de su interior y sintió que se quemaba.  Aquello dolía como nada que hubiera sentido jamás.  Gritó aferrándose a aquel ser como único apoyo, pero el dolor no cesaba.  Poco a poco, el cuerpo del anciano se fue desvaneciendo consumido por las llamas.  Finalmente solo  quedó la cama vacía cuando la magia del fuego se esfumó.  El espectro se volvió y buscó a su alrededor.  Allí estaba.  Otro espectro apareció de la nada a su lado.  Su aprendiz estaba de nuevo junto a él.  Sin decir palabra salió por la ventana seguido por el nuevo espectro.  Su amo los llamaba y no podían negarse a obedecer.







3 comentarios:

  1. ¡Buena historia Luci!, me ha gustado la mezcla de elementos góticos y mágicos.

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    1. Me alegra que te haya gustado. Gracias por tu comentario!

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    2. Es un placer Luci, me agrada ver que sigues trabajando en nuevas historias, ¡muy bien!

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